20 Esta es la copia de la carta enviada por los espartanos: «Los
magistrados y la ciudad de los espartanos saludan al sumo sacerdote Simón,
a los ancianos, a los sacerdotes y al resto del pueblo de los judíos, nuestros
hermanos.
21 Los embajadores enviados a nuestro pueblo nos han informado de
vuestra gloria y honor y nos hemos alegrado con su venida.
22 Hemos registrado sus declaraciones entre las decisiones del pueblo
en estos términos: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatros, hijo de Jasón,
embajadores de los judíos, se nos han presentado para renovar la
amistad
con nosotros.
23 Ha sido del agrado del pueblo recibir con honor a estos personajes
y depositar la copia de sus discursos en los archivos públicos para que el
pueblo espartano conserve su recuerdo. Se ha sacado una copia de esto para
el sumo sacerdote Simón.»
24 Después, envió Simón a Roma a Numenio con un gran escudo de
oro de mil minas de peso para confirmar la alianza con ellos.
25 Cuando estos hechos llegaron a conocimiento del pueblo, dijeron:
«¿Cómo mostraremos nuestro reconocimiento a Simón y a sus hijos?
26 Porque se ha mostrado valiente, tanto él como sus hermanos y la
casa de su padre, ha combatido y rechazado a los enemigos de Israel y le ha
conseguido su libertad.» Grabaron una inscripción en planchas de bronce y
las fijaron en estelas en el monte Sión.
27 Esta es la copia de la inscripción: «El dieciocho de Elul del año
172, año tercero del gran sumo sacerdote Simón, en Asaramel,
28 en la gran asamblea de los sacerdotes, del pueblo, de los príncipes
de la nación y de los ancianos del país, se nos hizo saber lo siguiente:
29 «En los muchos combates que se dieron en nuestra región, Simón
hijo de Matatías, sacerdote descendiente de los hijos de Yehoyarib, y sus
hermanos se expusieron al peligro, hicieron frente a los enemigos de
su
nación para mantener en pie su Lugar Santo y la Ley y alcanzaron inmensa
gloria para su nación.
30 Jonatán realizó la unidad de la nación y llegó a ser sumo sacerdote
suyo hasta que fue a reunirse con su pueblo.
31 Quisieron los enemigos de los judíos invadir el país para
devastarlo y llevar su mano contra el Lugar Santo.